El Marketing de Contenidos es, desde hace no mucho tiempo, la estrategia de Marketing Digital que más rápido crecimiento está teniendo. Sin embargo, esta “burbuja de contenido” viene acompañada por contenidos de muy pobre calidad, servidos por redactores de contenidos que no se han molestado en conocer aquello a lo que iban a dedicarse.
Así que, si tienes en mente comprar textos o contratar a un redactor para que le dé vida al blog de tu negocio, ten muy presentes los consejos que vamos a darte en este artículo, porque de ello dependerá que elijas a alguien que genere valor para tus usuarios o, simplemente, a alguien que junte palabras sin mayor deseo que el de alcanzar un número concreto para poder cobrar.
Para hacer un poco más ameno el artículo, vamos a dividirlo en los cinco ejemplares que puedes tener la mala suerte de contratar para que se encarguen de tu blog. Si ya tienes a alguien contratado, y coincide con la descripción, tal vez debas plantearte un cambio.
Tipos de redactores de contenidos
El mago
El mago es aquel redactor capaz de transformar un contenido que circula desde hace años por internet, retocarlo y maquillarlo, y devolvértelo con una etiqueta de “100% original”.
Como puedes suponer, un artículo sobre “10 trucos para crear un mejor contenido”, con los puntos desordenados, no es un nuevo contenido, no va a aportar valor al usuario, y puede acabar perjudicándote sobremanera en menos tiempo de lo que te esperas.
¿Cómo puedes darte cuenta de que tu redactor es un mago? Navegando por blogs y webs de tu temática. Si lo que lees en tu blog es lo que lees en los demás, pero con otras palabras, tu redactor es un mago.
¡Ojo! Hay que matizar algo, y es que hay magos y magos. Si tu mago es capaz de reescribir un texto aburrido y darle un toque divertido y que tiende a ser viral, siempre será mejor que aquél que no lo hace. Aunque siempre será peor que aquél que, además, ofrece valor.
El tiovivo
El tiovivo es un redactor de contenidos que suma palabras a base de dar vueltas sobre el mismo concepto continuamente. La razón por la que lo hace es un completo misterio para la ciencia. Puede ser porque considera al lector completamente idiota y trata de explicar lo mismo de diez formas distintas, puede que sea porque necesita seguridad antes de abordar un nuevo concepto,… No se sabe, pero tampoco importa.
El tiovivo es un redactor que, si cobra por palabras, puede llevar a la quiebra a cualquier empresa antes de que ésta tenga contenido interesante en su blog. Ten especial cuidado con él.
Por suerte, descubrir el alma de tiovivo de tu redactor es más sencillo que si se tratara de un mago: solo tienes que leer tu blog. Si tras 800 palabras sólo tienes claros dos conceptos, dile que mañana no vuelva.
El tétrico
Tétrico, en este caso, no denota melancolía ni tristeza. Etimológicamente, proviene de “tetris” y hace referencia a aquellos redactores que encajan piezas prefabricadas en el texto para sumar palabras hasta alcanzar el mínimo exigido por el cliente.
Se trata de una versión algo menos dañina que la del tiovivo, pero que también puede suponer un gasto extra para aquél que paga sus contenidos por palabras.
Para identificarlo tendrás que leer tu blog y contar el número de veces que aparecen expresiones como “sin lugar a dudas”, “como no podía ser de otra manera”, etc. Esas expresiones son las que el tétrico guarda en su mochila, y las utiliza hábilmente allá donde encajan (y encajan en cualquier sitio), cuando le faltan 50 palabras para alcanzar el mínimo.
Aunque el tétrico puede llegar a alcanzar unos niveles de uso de dichas expresiones peligroso para el entendimiento de sus textos, se puede decir que su práctica no es excesivamente dañina cuando se mantiene en niveles bajos y no se le paga por palabras.
No obstante, lleva a cabo una mala práctica. Házselo saber.
El vírico
El redactor vírico es aquél que se toma excesivamente en serio su labor de crear contenidos que tiendan a viralizarse, aunque el público al que le interesen el tipo de artículos que escribe apenas alcance las veinte personas en todo un país.
Los males del redactor vírico hacen referencia a varios elementos, siendo el principal el hecho de que sacrifica el contenido en sí mismo (es decir: el valor, la información), solo para obtener mensajes llamativos que puedan ser susceptibles de ser compartidos.
No obstante, existen otros peligros en el redactor vírico, y es que, en ocasiones, puede llegar a crear “contenidos” ofensivos o muy polémicos, que pueden repercutir negativamente en la imagen de tu marca y en tu negocio.
20Para darte cuenta de si tu redactor es un redactor vírico, revisa tu blog y comprueba si busca el aplauso o la sorpresa fácil, o si, por el contrario, comparte efectivamente contenido interesante. El movimiento en redes sociales que es capaz de crear no es un indicio válido para determinar si tu redactor es un redactor vírico: El hecho de querer lograr viralidad, no implica que se consiga.
El SEOdomita
El SEOdomita es el tipo de redactor que puede hundir tu sitio web si no le prestas la debida atención. Al igual que ocurre con el Tiovivo, la ciencia todavía no tiene claro por qué el SEOdomita repite las keywords hasta la saciedad a la hora de escribir. No obstante, todos concuerdan en que no lo hace con mala fe, sino por ignorancia.
Pese a todo, su delito es que, en su objetivo de realizar artículos optimizados para el posicionamiento en buscadores, incurre en prácticas peligrosas con las que Google no tiene compasión.
Sin embargo, para el dueño del blog es fácil identificar al SEOdomita, ya que únicamente deberá revisar sus artículos y ver si son legibles o no. En el caso de que no lo sean (porque, aunque parezca increíble, la Keyword Density alcanza el 110%), estás ante un SEOdomita. También puedes fijarte en si tu web está baneada de Google, porque es probable que sea así.
Consejos básicos para acertar con un redactor de contenidos
Y, una vez vistos los cinco tipos de redactor de los que hay que huir, veamos los cinco consejos BÁSICOS que hay que tener en cuenta para no caer en las redes de ninguno de ellos. Son de sentido común, pero ya se sabe que ese es el menos común de los sentidos:
1. Pedir textos de ejemplo.
2. Pedir referencias sobre él.
3. Tener claro lo que se quiere y explicárselo con claridad al redactor.
4. Revisar periódicamente algunos de los textos que ha escrito para ti.
5. Comprobar que no forma parte de ninguno de los grupos citados.
Sencillo, ¿verdad? Es más sencillo externalizar la creación de contenidos utilizando alguna empresa dedicada especialmente a ello. Puede ser algo más caro, pero te ahorras estos problemas. No obstante, si por cualquier razón no puedes o no quieres trabajar con alguna empresa, toma muy en serio esos consejos y apuesta por redactores de contenidos de calidad.
Y si estás leyendo esto, eres redactor de contenidos, y formas parte de alguno de los grupos, corrígelo cuanto antes. No para beneficio de tus clientes (aunque esa debería ser tu motivación principal), sino para beneficio tuyo.
Un cliente satisfecho es un cliente que te recomienda.
Muy buen artículo! Lo nomino para el primer Concurso del Redactor Freelance. Saludos!
Muchas gracias Roger. ¿Tenemos que hacer algo para participar o ya te has encargado tú de incluirlo? Es una buena propuesta, te damos la enhorabuena por la idea 😉
Perdona, no te respondí… Pero la buena noticia es que tu artículo es uno de los finalistas para la fase de votación: http://www.redactorfreelance.com/2015/01/finalistas-concurso-redactor-freelance.html ¡Suerte!